Tablas de Piedra

CAPITULO 6

El Sábado del Séptimo Día
Era la Señal del Pacto Mosaico

 Ya que las Tablas de Piedra eran específicamente un pacto, estaban acompañadas de una "señal de pacto" particular.  Sabemos que pocos escritores y predicadores piensan en el sábado como la señal del pacto que fue escrito en Tablas de Piedra; sin embargo, ello no obedece a que la Palabra de Dios no sea clara ni enfática en ese particular.  A menudo surge la siguiente pregunta cuando el sábado es el tema bajo consideración:

     "¿Si el sábado no era parte de la 'ley moral', por qué se incluyó          en las Tablas de Piedra como uno de los Diez Mandamientos?"

 ¡Si todas las preguntas que nos hacen fueran tan fáciles como ésta para contestar!  El sábado era la señal del pacto; por tanto, tenía que ser parte del documento de pacto 'del cual era la señal'. Así de sencilla es la respuesta.

 Los siguientes textos no sólo declaran que el sábado era la señal del pacto establecido en el Monte Sinaí, sino también su gran importancia:

"Habló además Jehová a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo:  En verdad vosotros guardaréis mis sábados; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.  Así que guardaréis el sábado, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que haga obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo.  Seis días se trabajará, mas el día séptimo es sábado de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de sábado, ciertamente morirá. Guardarán pues, el día del sábado los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.  Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios" (Exodo 31:12-18).

 Este pasaje bíblico establece los siguientes hechos:

 1.  Los Diez Mandamientos son sinónimo de las "Tablas de Piedra" y las dos "Tablas del Testimonio".  Son el documento de pacto que instauró el 'estado' especial, nacional, de Israel ante Dios: "dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas con el dedo de Dios".

 2.  El sábado, o cuarto mandamiento, era la señal del pacto completo: "guardarán pues el día del sábado los hijos de Israel... por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel."

 3.  La señal del pacto, o sábado, es representativa del pacto completo.  Violar la señal del pacto era, en efecto, rechazar todo el pacto: "guardaréis el sábado... por pacto perpetuo."

 4.  El pacto fue hecho sólo con la nación de Israel. "Guardarán, pues, el día del sábado, los hijos de Israel... señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel..."

 5.  La esencia del mandamiento del sábado era la abstención de todo trabajo. "... porque cualquiera que haga obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo... seis días trabajarás, mas el día séptimo es reposo a Jehová... cualquiera que trabaje en el día de sábado, ciertamente morirá."

 El siguiente pasaje de Ezequiel es de gran ayuda en este punto. No sólo muestra que el sábado era la señal del pacto, escrito en Tablas de Piedra; muestra también que su importancia se debe al hecho de que era la señal del pacto.  Lea con cuidado el texto:

"...y les di mis estatutos, y les hice conocer mis ordenanzas, por las cuales el hombre que las cumpla, vivirá.  Y les di también mis sábados, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová, que los santifico. Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis estatutos, y desecharon mis ordenanzas, por las cuales el hombre que las cumpla, vivirá; y profanaron en gran manera mis sábados; dije, por tanto, derramaré sobre ellos mi ira en el desierto para exterminarlos.  Pero retraje mi mano por el honor de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones ante cuyos ojos los había sacado. También les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los traería a la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras; porque desecharon mis ordenanzas, y no anduvieron en mis estatutos, y profanaron mis sábados, porque su corazón se iba tras sus ídolos.  Con todo, los perdonó mi ojo, pues no los destruí, ni los exterminé del todo en el desierto; y dije en el desierto a sus hijos:  No andéis en los estatutos de vuestros padres, ni guardéis sus ordenanzas, ni os contaminéis con sus ídolos.  Yo soy Jehová, vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis ordenanzas, y ponedlas por obra; y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios" (Ezequiel 20:11-20).

 Note el "por tanto" del verso 13 y su relación al verso 16 y 20. Israel había cometido muchos pecados serios, pero no fue sino hasta que "profanaron el sábado" que cayeron en cautiverio, mostrando así que violar la "señal" del pacto era tan serio como rechazar el resto del pacto.  Profanar el sábado era el pecado más grave que Israel podría cometer.  La duración de uno de sus cautiverios fue determinada a base de los años que habían desobedecido la ley del año sabático, el cual ordenaba un descanso determinado para la tierra. (Jeremías 29:10-11; II Crónicas 36:21)

 Es claro que, en lo que a castigo se refiere, el más importante de los Diez Mandamientos era el cuarto, y ésto por ser señal del pacto. El que un juicio -el cautiverio de setenta años- haya venido por causa de la violación a la ley del año sabático, muestra que todos los sábados eran tan santos como el del séptimo día.  Será de gran provecho examinar algunos de los pasajes que aseveran la importancia de la señal del pacto.  Nos ayudará a entender el castigo, aparentemente desproporcionado, que fue aplicado en varias ocasiones.

¿Por qué recoger leña en el sábado era una ofensa capital?

 Durante mucho tiempo ponderábamos la terrible severidad del juicio de Dios sobre un hombre sólo por haber recogido leña.  Al entender lo que en este libro discutimos, comprendimos cuán horrible pecado el hombre había cometido.  A continuación el pasaje:

"Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en el día del sábado.  Y los que le hallaron recogiendo leña lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se debía de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréele toda la congregación fuera del campamento.  Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a Moisés" (Números 15:32-36).

 Este no fue un caso de "ser duro con el primero como ejemplo a los demás" de parte de Dios.  Recoger leña en el sábado era uno de los peores pecados que un hombre podía cometer bajo el Antiguo Pacto, porque estaba violando la "señal del pacto", y en efecto, rechazando el pacto en su totalidad.  El sábado era -para la relación de Israel con Dios- lo que un anillo es al matrimonio.  Ambos son señales visibles de un pacto.  El anillo es la "señal" del deber incurrido de cumplir los votos juramentados en la ceremonia.  Quitarse el anillo, arrojarlo a la otra persona e irse, sería una negación de la relación matrimonial.  Eso mismo ocurría con la violación del sábado bajo el Antiguo Pacto, por ser éste la señal del pacto.  Violar el sábado invalidaba la relación de pacto con Dios.  Profanar ese día era negar los votos juramentados en el Sinaí.  Era como si le hubiese escupido en la cara a Dios, yéndose en rebeldía y desafiante autosuficiencia a ocuparse en alguna tarea física.

 Una comparación entre el pacto mosaico y otros pactos, muestra que el sábado del séptimo día
era la señal de dicho pacto.

 Todo pacto importante siempre tendrá su señal de pacto.  Al comparar el idioma bíblico, usado en el establecimiento de otros pactos, podemos ver que los Diez Mandamientos eran un pacto distinto, específico y separado de otros.  Los textos establecen, más allá de toda duda, que el sábado era la señal del pacto dado a Israel en el Sinaí.  Observe las siguientes comparaciones:

 El pacto con Noé: "...ésta es la señal del pacto que he establecido entre mí y toda carne..." (Génesis 9:8-17).

 El pacto con Abraham: "Este es mi pacto... será circuncidado todo varón de entre vosotros... y será por señal del pacto entre mí y vosotros" (Génesis 17:10-11).

 El pacto con Moisés: "vosotros guardaréis mis sábados; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones.  Guardarán, pues, el día del sábado los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo" (Exodo 31:13,16).

 Así como no podemos negar que Dios hizo un pacto particular con Abraham, tampoco podemos negar que lo hizo con Moisés. Similarmente, no podemos negar que el sábado era la señal del pacto escrito en Tablas de Piedra, como tampoco podemos negar que el arco iris era la señal del pacto hecho con Noé o la circuncisión la señal del pacto con Abraham.

 Una comparación entre las dos razones dadas como motivación para santificar el sábado nos ayudará a entender el propósito de la "señal" del pacto.

 La frase, "como Jehová tu Dios te ha mandado", que sigue al mandamiento de santificar el séptimo día, se halla en Deuteronomio 5:12, pero no en Exodo 20:8.  El porqué no es a la inversa debe ser muy obvio.  La frase en Deuteronomio 5:12 no puede referirse a la creación, sino a Exodo 20:8, pues dicho mandamiento no fue dado sino en los días del Sinaí.  Dios no "ordenó" a Adán a guardar el sábado; ahora bien, en el Sinaí, él sí ordenó a Israel a guardar el sábado como señal del pacto recién establecido con ellos.

 Otra razón por la cual es imposible hacer de esta frase una referencia a la creación es la causa específica dada -en esta versión de los Diez Mandamientos- para la observación del sábado. Veamos: Deuteronomio 5:15 ni siquiera menciona el descanso de Dios en la creación.  La razón específicamente dada para "recordar el sábado" es: la redención de Egipto mediante el éxodo.  ¿Cómo podría Dios haber requerido, en el huerto en Edén, que recordaran la liberación de Israel de Egipto?  Imagínese que a Adán o a Abraham se les hubiera requerido "santificar el día del sábado, porque yo les liberé de la esclavitud en Egipto".  No tendría el mas mínimo sentido.

¿Qué es lo que "recordamos" en la mesa del Señor?

 ¿Qué énfasis debemos notar en las palabras de nuestro Señor, al instituir la señal memorial, la ceremonia del Nuevo Pacto?  ¿Cómo deberíamos sentirnos al oir o leer las siguientes palabras?:

 "Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí. Porque todas las veces que comáis este pan y bebáis esta copa, la muerte del Señor estáis proclamando hasta que él venga" (I Corintios 11:25-26).

 ¿Qué debería sentir nuestro corazón durante el servicio memorial, al "recordar" la verdad representada por los símbolos -el pan y la copa- del Nuevo Pacto?  Debería sentir la libertad y el gozo de la seguridad del perdón.  No hay lugar para sentimientos de esclavitud y temor, cuando nos gozamos ante el recuerdo de la muerte de nuestro Señor Jesucristo por nuestros pecados.  Cuando recordamos su promesa de regresar algún día, nuestras mentes y emociones deberían estar llenas de esperanza y gozo.

 ¡Cuán diferentes nos sentiríamos si fuéramos adventistas del séptimo día y estuviéramos recordando la razón por la cual nos reunimos el sábado en vez del día del Señor!  Pensaríamos en Dios como nuestro Creador, Dador de la Ley y en el pacto de ley escrito en las Tablas del Pacto.  Nuestra reunión sería en honor a la señal del pacto bajo el cual estaríamos adorando.  Recordaríamos los justos reclamos del pacto requeridos por Dios.

 Por causa de nuestro pecado, las Tablas de Piedra aún serían el código escrito sobre nosotros.  Según nuestras mentes recordaran el Pacto Antiguo (Diez Mandamientos), oleríamos el humo del Sinaí y oiríamos sus ruidos y truenos.  Ahora bien, ¡es ésta, precisamente, la experiencia que el Sinaí debía producir en la conciencia de aquellos que estaban, bajo el pacto, sujetos a él!

 Es precisamente ése el propósito para el cual Dios dio dicha ley.  Y el propósito de la señal (el sábado) era: recordarles los términos de dicho pacto.  Además, las Escrituras en ningún momento cambian la naturaleza y la función de dicho pacto... tampoco la de su señal.

 La función de las Tablas de Piedra, según la intención de Dios, no era traer gozo y esperanza, sino convicción y temor.  Las mismas reglas morales, que capacitan nuestras mentes a poder agradar a nuestro Padre celestial, funcionaron en la conciencia del israelita como un pacto condenatorio de vida y muerte (II Corintios 3:16-18) de parte de su Dios del pacto.  Recuerde: ésa fue la intención declarada de Dios al darles las Tablas de Piedra.

Una tabla comparativa entre las señales memoriales
de estos dos pactos tal vez nos ayude a
ilustrar lo que aquí estamos diciendo.

 Veamos dichos contrastes entre el Antiguo y el Nuevo Pacto:

ANTIGUO PACTO

Señala hacia la Creación.
Enfatiza al Dador de la ley
y al Juez.
ESTO haced... (guardad el sábado)
en memoria de su deber.

NUEVO PACTO

Señala hacia el Calvario.
Enfatiza a Cristo como
el Redentor.
Haced ESTO... (recordad mi muerte)
en memoria de MÍ.

 Tan pronto veamos el contraste, tan claro, que Cristo establece cuando instituye el servicio memorial que celebra el Nuevo Pacto, todo cae en su lugar.  Cuando Jesús dijo: "Haced ESTO en memoria de MÍ", estaba contrastando el Nuevo Pacto y su señal con el Antiguo Pacto y su señal.  Estaba diciendo, en efecto:  "En lugar de guardar el sábado en memoria de la vieja creación, y la redención física de Israel, haced ESTO en memoria de MÍ, y la redención que he obrado."

 El Antiguo Pacto ataba al hombre a Dios, Creador y Dador de la Ley, y celebraba la obra de la vieja creación.  El Nuevo Pacto nos ata a Dios, Redentor nuestro mediante el Señor Jesucristo, y celebra la obra de la nueva creación.  El primero nos recuerda el pecado; el segundo, el perdón.  Al leer I Corintios 11:25-27, enfatice la palabra "esto" y considere el contraste que Cristo señala entre el Antiguo Pacto, que él sustituyó, y el Nuevo Pacto, que él estableció.

  


 
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