Prólogo Editorial

 Luego de haber pasado de muerte a vida espiritual en Cristo por medio de la regeneración del Espíritu de Dios y el lavacro de la Palabra, es muy natural -y de esperarse- que ese recién nacido se interese y se ocupe en su crecimiento espiritual... su progreso en la santificación.  ¿Cómo obtendrá dicho crecimiento?  ¿Qué ha provisto Dios en su Palabra para esa obra de santificación progresiva?  ¿Qué función, si alguna, tiene la Ley de Moisés -los Diez Mandamientos escritos en Tablas de Piedra- en ese proceso de santificación del creyente del Nuevo Pacto?  ¿Bajo qué leyes de pacto se regula y santifica la vida del hijo de Dios de hoy?  ¿El Antiguo, o el Nuevo -¡y mejor! (Hebreos 8:6)- Pacto en Cristo?

 Hallará en este breve libro, amigo lector, las respuestas a éstas y otras preguntas vitales para su vida espiritual.  El siervo de Dios, Juan G. Reisinger, -pastor y evangelista de muchos años de experiencia- examina de una manera clara, concisa, y a la vez sencilla, este tema tan relevante al cristiano contemporáneo.  Su idioma es simple, sin tecnicismos teológicos; va al grano, sin rodeos, con honestidad teológica e intelectual.  Escribe para el hombre común con el fin de ayudarle a examinar este tema que, aunque no es difícil, -si es que oímos lo que la Biblia dice al respecto- para algunos ha sido dificultoso entender y ejecutar.

 Si estamos verdaderamente en Cristo, ¿sabemos lo que significa "no volváis a estar presos en el yugo de servidumbre"?   Si nuestro peregrinaje de fe comenzó -por medio del Espíritu- en Cristo,  ¿por qué ahora proseguir en la carne?  ¿Poseemos descanso espiritual mediante la fe en Cristo o la observación rutinaria de días solemnes? Este libro nos ayudará a encontrar en la Biblia las respuestas a éstas y otras preguntas de suma importancia y seriedad.

 Cuando por primera vez -hace varios años- tomé este libro en mis manos, tuve que leerlo sin interrupción.  ¡Era tan sencillo!  ¡Todo estaba allí, en las Escrituras!  ¿Por qué no lo había visto tan claramente antes?  Y su autor nunca decía: "de acuerdo a otros intérpretes..." o "confesiones de fe...",  "a mí me parece..." sino "los textos bíblicos... el Espíritu de Dios... la Palabra de Cristo... ¡todos dicen! ."  Entender el significado y el lugar de los Diez Mandamientos, particularmente con respecto a la vida actual del cristiano, suele ser a menudo un tanto complicado... y eso, por nuestra propia culpa. Somos muy prestos para venerar y retener las opiniones y fórmulas "doctrinales" de los "grandes hombres de Dios", pero lentos para escudriñar, creer y practicar las claras directrices de la eterna Palabra de Dios.  Sencillamente dicho: es más fácil -a veces- creer lo que otros dicen acerca de la Biblia que creer lo que la Biblia misma nos dice.

 Este libro abunda en textos bíblicos, citados todos de la Versión Antigua, Casiodoro de Reina (1569), Revisión del 1977, publicada por la Sociedad Bíblica Internacional en Nueva Jersey, EE. UU. Recomiendo que abra su Biblia al lado del libro, corrobore los textos, ore sobre ellos y le pida a Dios su iluminación.

 Tan pronto leí este libro, me propuse, con la ayuda de Dios y por su gracia, producir una traducción castellana para el provecho espiritual de mis compueblanos hispanohablantes.  Comencé con unos muy queridos hermanos dominicanos con quienes primero compartí los ensayos orales, iniciales de dicha labor.  Otros hermanos en Cristo en Puerto Rico, entre ellos mi querida esposa, han participado en su revisión.  Y ahora que se materializa la primera edición en nuestro idioma, doy gracias a Dios... también toda la honra, por cualquier beneficio espiritual que a él le plazca conceder a su iglesia a través de este esfuerzo.

 El hermano Reisinger ha acogido con gran entusiasmo la publicación castellana de su libro.  De nuestra parte, nos sentimos honrados por haber laborado en su traducción y privilegiados por el honor de poderle introducir, a través de estas breves líneas, a lo que sabemos será un libro impactante en su vida. ¡Que disfrute su lectura, y sobre todo, que su alma sea enriquecida con el maná celestial!  ¡Que toda la gloria sea para nuestro Santo, Trino, y Sempiterno Dios... amén y amén!

David M. Surpless
marzo de 1995

Prólogo Editorial a versión web


 El mismo gozo con que acogimos la publicación -en forma de libro- de este ensayo tan excelente que usted está por leer, lo sentimos hoy.  Sabemos que el alcance será mayor, y oramos a Dios que el efecto, en términos de instrucción espiritual, sea muy profundo y visible en la vida de cada uno que lea este libro.  El autor del mismo aún sigue laborando en el reino de Dios, particularmente dedicado a la escritura de otros instructivos libros doctrinales y prácticos.  Se mostró muy satisfecho al conocer que estábamos por colocar en el internet esta primera traducción nuestra de uno de sus libros.  Es a nosotros -ya hace algunos años- que el hermano Reisinger concedió el permiso para que tradujéramos todos sus libros al español, siendo este libro, Tablas de Piedra, el primero que damos a la luz pública.

 Mi oración sincera a Dios es que él use este libro para despertar a muchos del incidioso peligro del legalismo que, profesando por un lado su interés en la propagación de las "doctrinas de la gracia" -las cuales creemos y enseñamos con profunda convicción- se ocupa en traer los corazones de los creyentes cautivos a la ley de Moisés, los 10 Mandamientos, a pesar del testimonio bíblico que nos asegura que Dios Padre dijo de su Hijo, Jesucristo: "a él oid", y de la multiforme evidencia bíblica que afirma que Cristo estableció, en su sangre, un pacto nuevo que dio por finalizado el anterior, antiguo.  Es ese pacto nuevo el fundamento único de la gracia salvadora de Dios, por lo que no nos avergonzamos de decir, como dijo Pablo, que "Dios nos ha capacitado como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, pero el espíritu vivifica"
(2 Corintios 3:6).

 ¡Quiera Dios usar este libro no como la base de un más certero entendimiento de esta doctrina clave de la fe cristiana sino como una ayuda para que Ud. vuelva a examinar las Escrituras y llegue a creer lo que éllas enseñan tocante a toda la verdad de Dios!  La realidad innegable es que todo rechazo del pacto nuevo -obrado por Cristo en su sangre- como el único pacto sobre el cual descansa la fe de todo hijo de Dios no es otra cosa que la expresión moderna del legalismo de los judaizantes de los días apóstólicos.  

 El pacto antiguo o mosaico -los 10 mandamientos- condujo a su propio fin cuando el Señor de los señores, Jesucristo, estableció en su propia sangre el eterno y permanente pacto prometido a los padres de antaño.  Los dos pactos fueron establecidos por Dios para que rigiesen a su pueblo durante un tiempo especificado. a saber: el mosaico "hasta que viniese la simiente prometida (Gálatas 3:19), y el "nuevo", en la sangre de Cristo, desde su muerte hasta en fin de las cosas.

 Si el uso de este libro, como una ayuda en el estudio de la verdad enseñada en la Palabra de Dios, sirve para traer genuinos hijos de Dios al entendimiento de lo que fue y es el corazón de la obra de Cristo en la cruz, la gloria se la daremos toda a nuestro Señor y Dios.

David M. Surpless
Director - "Publicaciones Voz de Gracia"
marzo de 2000

  



 
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